Mary Anning, nacida un 20 de mayo como este pero de 1799. A pocos les sonará su nombre, pero Google ha querido rendirle un tributo con su doodle.
Un reconocimiento a esta británica cuyo trabajo como paleontóloga
contribuyó a que se dieran cambios fundamentales a principios del siglo
XIX en la forma de entender cómo era la vida prehistórica en la Tierra.
Un homenaje que llega tras los doodle de la pasada semana en los que la invención del Cubo de Rubik se planteó como reto para el usuario, mientras que la curva de la ‘bruja’ María Gaetana Agnesi generó la sorpresa en todos los rincones del mundo. Además, las enseñanzas de química orgánica de Dorothy Hodgkin también coparon la imagen del metabuscador.
En este doodle de Google, Mary Anning
aparece cumpliendo por la labor por y para la que nació. Perteneciente a
una familia de clase baja, adquirió la pasión por la búsqueda de
fósiles de su padre, un ebanista que completaba sus ingresos con esta
búsqueda en los yacimientos costeros en las inmediaciones de la costa de
Lyme Regis, para posteriormente venderlas a turistas.
Mary Anning, junto a Joseph, su hermano,
solían ir junto a su padre en busca de esos fósiles en acantilados.
Tras el fallecimiento de la figura paterna, ambos siguieron con la
tradición familiar y se dedicaron a buscar los restos fósiles para
posteriormente ser vendidos. Joseph se desmarcó en otras labores y Mary
prosiguió en este campo, encontrando en Elizabeth Philpot, una
coleccionista de fósiles, un apoyo y una enseñanza para catalogar
especímenes, y en qué fecha y en qué estrato los hallaba.
A principios del siglo XIX, Mary Anning,
hoy homenajeada por el doodle de Google, vendió un esqueleto de casi
cinco metros al científico William Bullock que lo expuso en Londres
generando la expectación de propios y ajenos. A raíz de aquel
descubrimiento, empezó para la protagonista del doodle de este miércoles
una relación con la comunidad científica que comenzaba a centrar su
interés en los fósiles. Mientras, Mary no dejó de cultivar su cultura
mediante la lectura de infinidad de libros científicos, llegando incluso
a copiar artículos a mano. Se había convertido en su pasión.
Mary Anning se convirtió en una de las personalidades más influyentes en el mundo de la investigación en aquella época. A pesar de ello, la Sociedad Geológica de Londres no aceptaba mujeres y tampoco les permitía asistir a reuniones. Por tanto, su labor se limitó a vender sus hallazgos a paleontólogos que se mostraban sorprendidos ante la capacidad de una joven carente de estudios y que mostraba una capacidad para el estudio y la catalogación de los mismos.
El anatomista francés George Cuvier publicó un libro en el que mencionó a Mary Anning,
hoy homenajeada por Google, bajo la ilustración de un plesiosaurio que
ella misma había encontrado. Además, a petición del geólogo William
Buckland, la Asociación Británica para el Avance de la Ciencia le
concedió durante sus últimos años de vida una renta vitalicia por sus
contribuciones.
En 1847, la desgracia se decó con ella de forma definitiva y
muy temprana. La británca, a sus 48 años de edad solo por aquel
entonces, falleció víctima del cáncer y con la convicción de que “el
mundo tuvo tan poca consideración conmigo que me ha hecho sospechar de
la humanidad”.
Tras la muerte de Mary Anning,
historiadores y científicos reconocieron a los naturalistas que
compraron sus hallazgos como los descubridores, y Anning quedó en el
olvido. Mientras, la Sociedad Geológica de Londres no admitió mujeres
hasta 1904, casi 57 años después de su muerte. Hoy sus fósiles están
expuestos al público en la Galería de Paleontología del Museo de
Historia Natural de París y en su homónimo en Londres.
0 comentarios:
Publicar un comentario